La invasión de Ucrania por parte de Rusia tiene muchas consecuencias y víctimas colaterales. No solo las que directamente sufren las consecuencias de los bombardeos, pérdida de familiares, trabajo, patrimonio y modos de vida, sino también las de aquellas que, cuando han conseguido huir de este infierno, caen en otro. Estas son las víctimas de trata de seres humanos, y sobre todo las que se dedican a la explotación sexual.
Las mafias están utilizando esta situación de necesidad y penurias para captar a mujeres ucranianas que, ante la falta de alternativas, son utilizadas para la prostitución. Los mercaderes de mujeres las ofrecen sin pudor y las venden destacando su procedencia para que los clientes sepan lo que pueden esperar, dado que, además, las búsquedas de mujeres ucranianas recién llegadas se han disparado por internet.
Hace falta colaboración de toda la sociedad para poder terminar con estas situaciones que agravan el sufrimiento de los nacionales de un país, a los que de la noche a la mañana y sin motivo, ha golpeado la injusticia.
Además, sería recomendable que se creara un registro europeo de personas que se han desplazado por causa de la guerra, y se centralizaran los datos de las que han desaparecido. De no realizarse esta importante tarea, en los próximos años nos encontraremos con relatos de mujeres y niños desaparecidos en estas circunstancias, y que se han visto obligados a soportar situaciones de explotación.
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